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sábado, 16 de junio de 2012

Proyecto pionero para controlar las enfermedades que pueden afectar a la vid

Bodegas Luna Beberide y Cubenube han llegado a un acuerdo a través del cual han puesto en marcha el proyecto experimental RedVides: un proyecto pionero en todo el mundo mediante el cual se monitorizan los viñedos de Luna Beberide con el fin de poder controlar las enfermedades que pueden afectar a la vid. De esta forma, Luna Beberide tiene controlados a través de internet, a tiempo real, todo su viñedo con el consiguiente ahorro en la aplicación de fitosanitarios.


Tras siete meses de investigación, el proyecto RedVides permite que el equipo de Luna Beberide esté conectado en tiempo real a lo que pasa en el campo a través de cualquier dispositivo como, por ejemplo, un iPad, iPhone o un PC , y así conocer datos como temperatura, humedad del suelo, humedad ambiente, etc.

Para ello, se ha instalado una plataforma con diferentes sensores en el viñedo de Luna Beberide que recogen una serie de datos necesarios para la prevención de enfermedades como Oidio, Mildiu y Botritis, tres de los hongos más agresivos para la vid, así como datos para la predicción de heladas, de forma que se logra reaccionar antes frente a posibles situaciones adversas y ahorrar costes en la aplicación de fitosanitarios puesto que sólo se hará en las zonas con riesgo de padecer enfermedades.

Cada unidad trabaja individualmente de forma que el conjunto no esté organizado en red y así no se pierda la información en caso de que una de las unidades falle, como se hace habitualmente. El dispositivo electrónico abarca un amplio abanico de sensores meteorológicos. A través de ellos es posible medir: la radiación solar y la temperatura ambiente, así como la humedad del suelo. La estación meteorológica instalada consta de pluviómetro, anemómetro y veleta.

El desarrollo del proyecto experimental se ha realizado en El Bierzo por sus cualidades climatológicas, así como por la variedad de altitud en la que se encuentra el viñedo. El objetivo principal era ubicarlas a distintas alturas buscando un desnivel orográfico que diera variaciones en las temperaturas de uno o medio grado centígrado. Estas diferencias repercuten en los resultados de la uva al cabo de nueve meses, de manera que se determina con certeza la madurez de ésta.

Esto permite a la bodega destinar sus recursos a la zona del viñedo que está preparado, incluso recoger el fruto sin que sufra estrés térmico. Así, se ha logrado que los sensores instalados perciban las diferencias entre los microclimas y distinguir variaciones en factores que acentuarán el desarrollo y la aparición de enfermedades.

El objetivo del proyecto es que en el 2013 se haya instalado un sistema con varios puntos de sensorización que sea capaz de predecir una enfermedad en concreto. Así, la bodega podrá contar con más información y de esta forma gestionar mejor su producto. Es decir, que a través de un mapa de datos histórico se determine cómo son los microclimas con los que se trabajan en las fincas, se logren ahorrar costes y se mejore la gestión del personal repercutiendo en la calidad del producto y su control.

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